San Isidro confinados, sin Chotis ni pradera, este año será muy diferente

Por Karen Goncalves

San Isidro confinados y muy nostálgico

Este año el día de San Isidro se vivirá sin chotis, sin rosquillas y sin chulapos en la pradera, pero los madrileños se preparan para celebrar el día de su patrón desde los balcones y brindarle un poco de alegría al confinamiento después de más de 60 días en sus casas.

Mientras tanto, también puedes pasear con la imaginación y visitar esos lugares de la ciudad vinculados con el patrón de los madrileños.

   MUSEO DE SAN ISIDRO. LOS ORÍGENES DE MADRID

El palacio de los Condes de Paredes alberga hoy en día el Museo de San Isidro. Conocido como Casa de San Isidro por la tradición que lo liga a la vida del santo, es uno de los más antiguos edificios civiles conservados en la ciudad de Madrid. El edificio fue reconstruido durante la primera mitad del siglo XVI por la familia de los Lujanes y en 1561, cuando se traslada la Corte a Madrid, fue destinado a albergar la nunciatura, que se mantuvo aquí hasta bien entrado el siglo XVII.

Actualmente, tras diversas remodelaciones, el Museo cuenta con instalaciones como las Salas de San Isidro, el Patio Renacentista, el Jardín Arqueobotánico o el Almacén Visitable. Su exposición permanente está dedicada a la arqueología madrileña y a la historia de la ciudad. En la sección especial dedicada por entero al patrón y a su esposa, santa María de la Cabeza, se puede ver el Pozo del Milagro, en el que San Isidro salvó de morir ahogado a su hijo Illán haciendo subir el agua hasta el brocal, que, por cierto, es el original. A este santo se le atribuyen 438 milagros. Este es uno de los más famosos y sirvió de inspiración a Alonso Cano (1638) para uno de sus cuadros, expuesto hoy en el Museo del Prado.

  REAL COLEGIATA DE SAN ISIDRO

Justo al lado del Museo de San Isidro esta una de las iglesias más antiguas de Madrid, frecuentada en sus tiempos por san Isidro y santa María de la Cabeza. En un principio el patrón fue enterrado en el cementerio de san Andrés pero después su cuerpo fue trasladado, parece ser que un 15 de mayo, hasta este templo, donde fue encontrado en el año 1212.

Anexa a la iglesia podemos ver la preciosa Capilla del Obispo, a medio camino entre el arte gótico y el renacentista. Fue construida entre 1520 y 1535 para acoger los restos mortales de san Isidro a petición de Francisco de Vargas, para cuya familia, una de las más poderosas del Madrid medieval, había trabajado el santo. El impulso definitivo se lo dio su hijo Gutierre, obispo de Plasencia, a quien se debe no solo el nombre, también su suntuosa decoración interior.

    IGLESIA DE SAN ANDRÉS

La Colegiata de San Isidro es uno de los edificios más representativos de la arquitectura religiosa madrileña del siglo XVII. De estilo barroco, fue construida por arquitectos jesuitas, que siguieron el modelo definido en la iglesia del Gesù, de Roma. El templo estuvo dedicado en sus orígenes a san Francisco Javier, pero, tras la expulsión de España de la Compañía de Jesús, el rey Carlos III quiso que quedara bajo la advocación del santo, coincidiendo con el traslado en 1769 de su cuerpo desde la iglesia de san Andrés.

También fueron trasladadas desde el Oratorio de la Casa de la Villa las reliquias de su esposa, santa María de la Cabeza, para que pudieran por fin descansar juntos, algo que hasta ese momento nunca había sucedido.

   CATEDRAL DE LA ALMUDENA

En ese año, 1993, fue consagrada por el Papa Juan Pablo II la gran catedral madrileña, cuya construcción comenzó a finales del siglo XIX y concluyó a finales del XX. Situada frente al Palacio Real, está dedicada a la Virgen de la Almudena, con la que san Isidro comparte el patronazgo de la ciudad.

Presiden la fachada principal las estatuas de san Fernando, santa Teresa de Jesús, san Isidro y santa María de la Cabeza. Dos tallas policromadas barrocas, atribuidas a Juan Villabrille y Ron (siglos XVII y XVIII) también recuerdan a la pareja en la capilla central de la girola, que custodia el arca del siglo XIII que contuvo los restos mortales de nuestro patrón desde el año 1275 hasta 1620, año en que fueron trasladados a un arca de plata.

Es una obra singular del arte medieval español, realizada en madera y cuero. En ella aparecen, pintadas, escenas de la vida del santo, incluido el milagro de los bueyes que araron solos, guiados por ángeles, las tierras de su amo, mientras él rezaba.

En la tapa del arca podemos ver la representación más antigua que se conserva de la talla original, hoy perdida, de la Virgen de la Almudena.

La Catedral acoge su propio Museo, creado para dar a conocer a los visitantes la historia de la Iglesia en Madrid y, por tanto, la de sus dos patronos. Aquí se conserva el Códice de San Isidro, también conocido como Códice de Juan Diácono, pergamino manuscrito del siglo XIII que ofrece detalles sobre su vida y relata los milagros obrados por su intercesión. El códice está escrito en letra gótica redonda castellana de estilo caligráfico correspondiente al reinado de Alfonso X. Apareció junto al cuerpo del santo cuando este fue encontrado en la iglesia de San Andrés. En la vitrina donde se expone también están las llaves que abren el sepulcro de san Isidro, el que está en la Colegiata. No se ha abierto desde el año 1985.

   CAPILLA DE SAN ISIDRO. LA CUADRA

Y ahora, una curiosidad. Seguro que muchísima gente en Madrid no conoce esta capilla, a la que se accede por una pequeña puerta que hay en la calle Petril de San Esteban, muy cerca de la iglesia de San Pedro el Viejo. Fue construida sobre el solar de la casa de los Vargas donde san Isidro guardaba los bueyes de labranza, de ahí que se la conozca como La Cuadra. Destacan en ella un retablo neoclásico y las imágenes del santo y de su esposa, ambas del siglo XVIII. Eso sí, para poder visitarla hay que tener paciencia: la capilla, gestionada por la Real Congregación de San Isidro, solo abre al público el 15 de mayo.

   ERMITA DE SAN ISIDRO

En la margen derecha del río Manzanares, en el distrito de Carabanchel. Es ahí donde se alza la ermita dedicada al patrón madrileño, construida en el mismo lugar donde, según cuenta la tradición, san Isidro hizo brotar agua al chocar su vara contra una roca una calurosa tarde de verano con el único objetivo de calmar la sed de su amo, Iván de Vargas. Aunque tuvo que ser profundamente reformada tras la Guerra Civil, la ermita que hoy podemos visitar fue construida en 1725 bajo la supervisión de Baltasar de Zúñiga, marqués de Valero y virrey de Nueva España, en tiempos de Felipe V. Pero antes, en este mismo lugar, ya hubo otra. En el año 1528 la reina Isabel de Portugal, esposa de Carlos I, ordenó su construcción junto al manantial cuyas aguas ya entonces se consideraban sanadoras. Parece ser que su hijo, el futuro Felipe II, se curó de una enfermedad tras beber de ellas. Así pues es milagrera… Pero no podemos abusar de ella: esta fuente solo abre con motivo de las fiestas de San Isidro.

   PRADERA DE SAN ISIDRO

Es durante estas fechas cuando los madrileños tienen por costumbre honrar a su patrón yendo a pasar el día a la cercana pradera de San Isidro, extensa zona verde de más de 35 hectáreas a la que acudían ya en romería los vecinos de Madrid en el siglo XVII, tal y como han inmortalizado a lo largo de la historia escritores y pintores, como Francisco de Goya.

El 15 de mayo, y también los días previos, hay que llegar hasta aquí vestido como manda la tradición -mantones de Manila para ella, chaleco y parpusa para él- y disfrutar de una comida al aire libre en buena compañía. ¡Que no falten las rosquillas!

SAN ISIDRO CONFINADOS, SIN CHOTIS NI PRADERA, ESTE AÑO SERÁ MUY DIFERENTE

   PUENTE DE TOLEDO

En el Puente de Toledo, construido en el siglo XVIII por Pedro de Ribera, podemos ver, en dos hornacinas con elementos churriguerescos, esculturas de piedra caliza que representan a santa María de la Cabeza, con un cántaro en la mano, y a san Isidro, salvando a su hijo del pozo. Parece que nuestro patrón hizo algún otro milagro en el mismo sitio en el que se levanta la ermita de Santa María de La Antigua, en Carabanchel, hasta donde acudía para rezar y dar de beber a sus bueyes.

Ya hemos visto que en Madrid hay unas cuantas tallas y esculturas en honor a San Isidro. Aún hay una más: la que preside el mirador que se abre en los jardines de San Francisco El Grande, junto a la Basílica del mismo nombre, que están repletos de rosas. La obra, de Santiago Costa (1952), se titula El sueño de San Isidro y representa a un ángel posando su mano sobre la cabeza del santo, que está dormido. Un estupendo lugar para disfrutar de las vistas a la hora del atardecer.

Fuente: EsMadrid

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